Dimarts 19.06.2007 | 21:30 Concert

LANTANA

Pop

BELLE DE JOUR presenta: LANTANA

Lantana se mueve en un mundo que mezcla realidad y ensoñación y sus canciones son al mismo tiempo diáfanas y enigmáticas, luminosas y oscuras. El trabajo de Suso Saiz en la producción ha sido esencial para dar sentido a estas dualidades. “Tenía que ser Suso”, dice Lantana. “Musicalmente es la persona que más cerca está de mí y desde el primer momento entendió más allá de las canciones, su palpitación incluso antes de que yo lo comprendiera. Eso me conquistó”.
Lantana y Suso Saiz han hecho de Desorden y amor un álbum que atrapa y crea adicción. Es preciosista y sugerente, con arreglos que mezclan sonidos acústicos, eléctricos y programaciones y con una utilización de la cuerda radical y novedosa en nuestra música. “Me persigue la cuerda, me encanta la música clásica, la llevo dentro. Tarareaba Tchaikovski por la calle”, asegura Lantana. “En el disco la cuerda es básica y protagonista. Tiene una presencia distinta, con arreglos cíclicos que son una constante en el álbum. Creo que hemos conseguido mostrar los mundos que llevo dentro. Pienso que es un trabajo honesto”.
Desorden y amor comienza con una declaración de principios. Frágil (“A veces soy tan frágil, soy casi intocable y se me cruza el cable por falta de definición”), refleja la cara delicada de Lantana en una canción etérea que crece progresivamente con ayuda de la cuerda, tan fundamental en el álbum como las guitarras de Pablo Novoa. El disco sigue con En un sueño (“Estoy cansada de verte y no puedo, cansada de quiero y no debo, cansada de Dios”), un ejemplo de la sensibilidad, la ductilidad y la amplitud de la voz de Lantana en una canción de lograda tensión interna. Siempre (“Cansada, agobiada de ver a tanta gente, te miro a la cara y todo es diferente”) es primer single del álbum y lo define con justicia desde el comienzo, con la voz de Lantana y el piano para crecer en intensidad y sorpresa con la ayuda de rítmicos arreglos de cuerda. Miedo (“Y si me ciega la lluvia, ayúdame. Que no me atrape con su red, que no me diga qué tengo que hacer, que no le escuche”) aumenta la emoción de un álbum que vuelve a mostrarse imprevisible. Melancolía (“Melancolía de existir, melancolía de vivir con la memoria de lo que vivimos juntas en abril”) se sostiene en un beat disco, pop electrónico por derecho para contrarrestar la nostalgia de la letra. Y continúa Desorden y amor.

 

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