Divendres 03.10.2014 | 21:00 Concert

MARYLAND + Cobarde

Pop Rock

MARYLAND

Creo que nadie, o casi nadie, conoce a Maryland me¡or que yo. He iraba¡ado en la producción de sus dos primeros discos y he pasado muchas horas de ensayos y de risas y de… muchas cosas que unen. Así que obviando la imparcialidad que me falta, paso a describir mi visión del grupo y de “Los años muertos”, tercer disco de Maryland y primero sin mi colaboración (de ahí que pueda hablar sobre él).
Esta banda ha conseguido llegar a sonar a si misma, cosa que muchos grupos nunca logran. Hay que dedicar mucha ilusión y esfuerzo hasta dar con los sonidos, con el equilibrio y con las canciones adecuadas. Aun así estaremos de dominar Ia música, pero por lo menos seremos dueños de nuestro propio arte. Ellos lo han alcanzado gracias a sus incontesfables e innumerables conciertos y a su dedicación y pasión.
“Los años muertos” es un disco de confirmación, cristaliza una propuesta clara de guitarras afiladas y bases contundentes, una madurez envidiable que no significa necesariamente ir convirtiéndose en algo más reposado. Como Nietzsche: “La madurez es haber vuelto a encontrar la seriedad con que ¡ugabas cuando eras niño“. Esos ¡uguetes entre sus manos son ahora poderosas armas que les permiten DISFRUTAR de lo que hacen al 100%. Por eso este disco nos muestra unos Maryland muy seguros de si mismos que equilibran a Ia perfección las melodías preciosas y tristes como los cielos de su ciudad con la rabia propia de su generación.
Crecieron escuchando a Posies, Weezer, Nirvana, etc. y eso les marcó, pero no les para seguir su evolución natural. Han cambiado el idioma (antes inglés y ahora castellano), pero no han perdido ni un ápice de su sello, es más, se han quitado una máscara tras la que escondian sus sentimientos y que ahora les muestra desnudos, otro punto a favor de su autoafirmación de¡ando atrás la timidez. El disco trata sobre los estados de ánimo y los pasos que da cualquier relación después de una ruptura: los reproches, la rabia y Ia desesperación, la autocrítica, el arrepentimiento y el perdón descritos en primera persona, lo que hace que sea más sentido. El orden del disco sigue una cronología que suele darse en las relaciones, describe ese “paso página“ radical desechando todo lo que se ha vivido sin llegar a pensar tríamente que de todo se aprende, casi negándose a ver el lado positivo de las cosas.
Bu¡o la batuta de Santi Garcia en los estudios Ultramarinos se ha gestado esto criatura que refleia a la perfección el sonido que Io bando tiene en directo y cuál es su opuesto. La potencia sin control no sirve de nodo, y es en este punto donde las baquetas de Álex Penído (nuevo Fichcie) dan la pegada y el peso necesario. Por el camino han dec¡dido florituras y arreglos superfluos paro ir al grano, o la yugular.
Solo me queda decir que un “ceirero” (que no certero) productor como yo ayudó a volar a un halcón como Maryland y que ahora, libre y poderoso, coge las corrientes de aire elevándose muy muy alto. Eso es para mí motivo de orgullo y satisfacción, como diría algún rey caduco.
Jaime G“ Soriano

COBARDE

“Amor Patada” es un título que esconde una doble lectura. Podría referirse a un golpe dado de forma cariñosa o bien a una muestra de cariño un tanto violenta o agresiva. Una salida muy de los Cobarde, que ya en la portada de su anterior EP “Flora y Fauna” nos ofrecían una imagen que descolocaba, con ese perturbador señor apoyado en la barra de un bar. Aquí, el inocente joven de la portada está recibiendo un golpe duro, y todos damos por hecho que el pobre no se lo merece. Pero nos reímos. Muy Cobarde por nuestra parte. Las canciones que incluye “Amor Patada” definen las intenciones escondidas tras esta portada. Una a una, también son golpes certeros. La inicial “Esos amigos” ya juega con irónicos contrastes: una agradable melodía que esconde reproches y risas entre vasos de plástico y quinceañeros. “Esos amigos” es una macabra balada pop ideal para abrir boca, rematada por una reverberación sónica final que hace acto de presencia para ya no abandonar más el disco. Este bucle sonoro rompe con energía en la siguiente, “Amor Patada”, trallazo luminoso con pegajosos riff psicodélicos que envuelven la canción desde el inicio. Las siguientes, “La isla”, “Espejo de barbero” y “Retirada”, siguen siendo viajes físicos, frenéticos, que parecen querer ofrecer un cierto receso en las capas de psicodelia indie para traernos melodías pop nostálgicas excelentemente construidas, que hablan de recuerdos deformados de noches pasadas, situaciones surrealistas o historias aún por terminar. Entre ellas, “Vida de oferta” es una explosión de powerpop sobresaliente, una muestra más del sonido cálido y enérgico de Cobarde.
A lo largo de sus diez canciones, “Amor Patada” amplifica las texturas del sonido que se intuía en el EP “Flora y Fauna” y se presenta como la muestra perfecta del pop psicodélico denso que busca Cobarde. Aquellas melodías directas y pegadizas aquí se han hecho aún más envolventes y las guitarras terminan por dar a las canciones un espíritu soñador, a medio camino entre el shoegaze y el indie nacional noventero. Y sí, Rafa Romero (voz y guitarra), Narcís Pujol (guitarra solista), Lluís Bosch (bajo) e Isaac Sanjuan (batería) siguen yendo al Cassette Bar los fines de semana, por si queréis cruzaros con los Cobarde y ser protagonistas de alguna canción del próximo disco.