TWIN + PILE

PILE

Desde fuera, puede hacerse complicado entender el nivel de devoción que hay alrededor de PILE. No es un grupo, es un equipo de fútbol. Casi una religión. En Reddit abundan los hilos en los que los fans intentan averiguar qué pedales para guitarra usan Rick Maguire y compañía. Adeptos que, por cierto, seguramente tendrán algún tatuaje con referencias a la banda o a alguno de sus discos. Seguidores que hacen que su merchandising se agote bastante antes de que se acaben sus giras. Fieles que llegan orgullosos a sus conciertos luciendo esas camisetas y un rato después se vuelven a casa con ellas bien sudadas. En realidad, comprender todo ese sentimiento que rodea a Pile es tan fácil como darle al play y que empiecen a sonar los hitos diseminados en una carrera que ha transitado por los caminos de culto del post-hardcore. Nada de lo que hacen está cantado o tocado sin pasión: es normal que se contagie. Grupo y público llevan ya una década y pico retroalimentándose en un círculo virtuoso de intensidad, entusiasmo y fervor. Sentimiento hace sentimiento.

TWIN

Dice la nota que acompaña a la biografía de TWIN en Hidden Track Records que “en todos los caminos hay un punto de inflexión, un momento en el que todo se ve de forma clara y concisa”. Sería precisamente en esa encrucijada cuando Ana López, ex-Her Little Donkey, vio claro que su dirección apuntaba a un destino en solitario guiado por el pop electrónico, una cierta nostalgia y los claroscuros. En su primer EP bajo este nuevo alias, TWIN se lanza al AutoTune, a las capas melódicas y a las letras de falsa dulzura. Aquí no hay gemela malvada, ambas contienen algo de luz y algo de sombra, una parte que se desvela y otra que sigue escondida entre las ramas.